El ciclo de constante progreso se revirtió durante el reinado su hijo Carlos IV (1788-1808), sacudido por los efectos de la Revolución Francesa. El temor a un contagio de las ideas revolucionarias surgidas en el país vecino, impuso el cierre de las fronteras españolas de los Pirineos y la política ilustrada dio marcha atrás.
Las ofensivas fracasadas contra la República francesa, aliada con Inglaterra, fueron sustituidas por la Alianza con Francia contra Inglaterra, cuya flota de este país merodeaba constantemente las costas españolas, como una forma de mantener las rutas comerciales abiertas, transportando las mercancías en buques de guerra. La guerra franco española contra Inglaterra llevó a la eliminación del poderío naval español con la derrota en Trafalgar (1805).
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